Un día alguien tendrá que dar explicaciones. Alguien tendrá que pagar por hacerle esto a uno de los territorios más bellos, lleno de buenas e interesantes personas de buena fe a las que han dejado al pie de los caballos. Por mucho que pongan cara victoriosa, nada está arreglado, dicho ni hay posibilidades de dar un paso adelante. Mas ha llevado a Cataluña a las terceras elecciones al Parlament en cinco años. Y a cada consulta las cosas quedan más embarulladas.
Allá Mas y su conciencia, si es que aprecia en algo a sus conciudadanos, si pretende colar que con menos del 50% de los votos a favor de tesis secesionistas puede iniciar lo que llama “estructuras de Estado” e iniciar la declaración unilateral. Intentó sacar tajada de una gran Diada, y se estrelló en 2010. Intentó ahora sumar a su carro a todo el que pudo, entre ellos al desconcertante Raül Romeva, y llevó la tensión al máximo, con su gesto contrito. Ha sacado 9 escaños menos de los que sacaron CiU y ERC hace tres años. No se sabe qué ha aportado Romeva, además de tirar a la basura su crédito con el papelón.
Lo que de verdad ha conseguido Mas es convertir a la CUP en un agente relevante en la política catalana. Sin la sandalia de David Fernández, sí, pero con los gritos con el mismo soniquete que tenia Herri batasuna, la misma cadencia. Enhorabuena, porque su posible investidura depende de la extrema y apocalíptica izquierda de la CUP. Otra cosa es que Mas llegue a la investidura.
La escena en el Born realmente era para verla. Romeva, Oriol Junqueras y Artur Mas. El bueno, el feo y el malo. Tres que no pegan ni con cola. Los cachetitos en los michelines de la rabadilla (cierto, Romeva de eso no tiene, “water is calling”) llevaban una daga trapera. Está por ver que la CUP vote la investidura a Mas, o que sea Junqueras quien pegue el sorpasso a su Quijote, ya que opina que esta obra se escribió realmente en catalán.
También ha conseguido que la segunda fuerza en Cataluña sea Ciudadanos. Es decir, que ha logrado polarizar a la sociedad catalana, desgajarla casi en dos.
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Pero no estaban en Barcelona todos los autores de este desaguisado. Mariano Rajoy, en la sede de Génova, Soraya Sáenz de Santamaría, también pueden estar orgullosos. No sabemos cuál era su plan, pero si sus esperanzas pasaban porque la opción moderada de Durán i Lleida fuera a algún lado, un aplauso desde el teclado de un servidor.
Que un 52% de la sociedad catalana (de los votantes, en realidad), no esté por la independencia, no quiere decir que Rajoy pueda seguir sesteando o confiando en las habilidades de despacho de Soraya Sáenz de Santamaría. Ni siquiera que el PSC haya salvado, basado en la bonhomía de Iceta, los muebles, hace que puedan quedarse tranquilos. Deben definirse y dar un paso hacia algún lado.
A la lista de los despropósitos pasa “coleta morada” y su sainete. Tan indefinido que, en la noche electoraL,el cerebro del partido, Errejón, no sabía decir de parte de quién o de que estaban. Con Joan Herrera vivían mejor que con el invento, al menos tenían mejor resultado y parecía que iban a algún lado. Ada Colau y su gestión no ha supuesto ningún rédito en el desatado escenario electoral catalán. Un aviso para las generales.
Ha pasado la noche del 27, muchos han salido con cara de ganadores, otros con careto, cada cual se reparte sus escaños y mañana empezarán a jugar sus papelones. Pero, ¿y los ciudadanos? Los resultados calcan lo que se veía venir, lo que se palpa en cada familia y en cada casa. Que en muchas falta poco para que salgan a tortas. Que la vida se ha convertido en opresiva a quien no sigue o recitan en sus whatsapp las consignas independentistas. Y para quien aspira, de buena fe, a la independencia, se la está engañando con un proyecto que saben inviable y que los va a llevar a la frustración. Esto es irrespirable.
Más deterioro social y democrático es imposible.
Mientras, la casa sin barrer. Cataluña tiene problemas, y de muchos de ellos seremos culpables las señoras y señores de Madrid, Guadalajara, Linares, Plasencia, Palencia, o San Vicente de la Barquera. Pero muchos otros se deben a la corrupta dinámica que Pujol y sus escuderos han impuesto en Cataluña. Algo estarán haciendo mal los gobernantes de la comunidad con mayores competencias de autogobierno de esto que aún llamamos España. Hay paro, hay problemas de infraestructuras, una terrible crisis del modelo productivo, agotamiento del proyecto industrial. Siempre es mejor liarse a gritos y jugar a “colar goles” a los demás que trabajar.
“Tenim faina”, ha dicho esta noche Mas. Sí, pero de la otra, de la de ponerse el mono y trabajar, llenarse las manos de grasa, agarrar la azada y doblar el espinazo. De eso, Mas y Junqueras, más bien muy poco.
Ver en el Born, epicentro de la cultura barcelonesa, gritos con la cadencia y el mismo eslogan que los de los batasunos, no es que mueva a la perplejidad. Es que da tristeza.
Cataluña locuta y sólo está claro que nada está claro. Gracias, Artur