El diario Expansión, el más influyente entre los medios económicos españoles, titula en positivo y de manera destacada un artículo de la ministra de Economía, Nadia Calviño. "El crecimiento seguirá siendo robusto en los próximos meses", dice el periódico de color salmón en grandes caracteres. Pero la letra pequeña matiza mucho tanto optimismo aparente. En realidad, la ministra de Economía admite que algunos indicadores económicos reflejan la desaceleración.
Este diario abrió este miércoles diciendo que Pedro Sánchez decidirá si convoca o no elecciones en un clima económico adverso y el análisis de Nadia Calviño avala –y refuerza– esa hipótesis. Las cosas van, pero no van bien en España. Dicho en palabras de la ministra, los principales indicadores macroeconómicos confirman "la solidez del crecimiento" pero "ni mucho menos podemos caer en la complacencia".
Nadia Calviño no está ejerciendo un gran liderazgo en el Gobierno, a diferencia de todos su antecesores –tanto del PSOE como del PP–, pero a este paso su situación puede cambiar. A este Gobierno no le bastará con hacer política con Franco y con Cataluña, cosas que en realidad no cuestan mucho dinero, sino que tendrá que bajar a la mina. Toca trabajar duro y hacer muchos números o, de lo contrario, convocar elecciones. De entrada, Nadia Calviño supedita a la ausencia de shocks externos negativos la fase expansiva de la economía española. Pero, aunque ella no lo dice, no hay que descartar que algunos shocks sean internos.
Si bien el crecimiento podrá ser todo lo robusto que la ministra considere –una sensación suya–, lo cierto es que, como reconoce la propia Nadia Caviño en Expansión, algunos indicadores económicos ya han empezado a mostrar la tendencia a la desaceleración prevista tras el intenso crecimiento de estos años y hay que seguir de cerca la coyuntura para prevenir riesgos. Nada muy distinto, por lo demás, de lo que pasa en otros socios europeos, de los que la economía española depende en gran medida, como advirtieron hace meses economistas como Vicente Martín, sociodirector de Zincapital.
Los problemas más graves son de deuda, desempleo y déficit, y ninguno de ellos se palía con maquillaje.